Pornografía y sexualidad

Durante siglos se nos impuso el tabú de la sexualidad, como expresión negativa de los impulsos naturales. Es más, en los casos más extremos la “Moralina” imperante, exigía una supresión de los más diversos sentimientos. Ante esta situación las diversas culturas siempre tuvieron espacios donde los impulsos naturales eran una expresión normal. Los llamados antros o barrios de mala muerte, donde los burdeles le permitían al género masculino a cierto grado de libertad, siempre y cuando esos espacios continuaran siendo y estando al margen de la sociedad. El sexo relativamente libre era marginal y las mujeres, que como vimos desde un principio, vieron reprimida su sexualidad, eran (y hoy continúan siendo) aquello que hay que explotar y reprimir.

La pornografía aparece en Occidente como respuesta y resultado de esa represión manifestada en la marginalidad. Puesto que, en la antigüedad y en diferentes culturas, el cuerpo y el sexo no eran vistos como algo negativo, al contrario, los cuerpos y la práctica sexual eran consideradas como expresiones divinas, relacionadas con una naturaleza derivada de los dioses que debía y merecía un culto especial. De esta manera la Pornografía surge de la marginación del cuerpo, el sexo y la sexualidad en las culturas donde la moralina religiosa se impuso a sangre y fuego. No hay que olvidarse, que durante 1000 años el cristianismo arraigó su cultura aceptando por un lado los burdeles cardenalicios y por otro reprimiendo, por medio de la inquisición, a quienes no observaban un comportamiento que suprimiera los impulsos más básicos.

A medida que los medios de comunicación fueron avanzando lo oculto comenzó a aparecer, en un principio y durante gran parte del Siglo XX como algo vinculado a lo demoníaco. De esta manera se significó como una expresión de libertad. La industrialización de esta manifestación cultural es la que, con el tiempo, fue generando diversos problemas que hoy son una temática dentro las nuevas generaciones, por las características que tenía, donde se naturalizaban formas de relacionarse y exacerbaba rasgos físicos exuberantes que nada tenían que ver con la diversidad humana.

Afortunadamente, el Siglo XXI ha sido el comienzo de una masificación de las críticas a las tradicionales formas de relacionarse, las cuales comenzaron y se hicieron patente desde la década del 60 del siglo pasado, pero que hoy las nuevas generaciones las internalizaron, manifestándose y denunciando todo aquello que sea denigrante para mujeres y también hombres, cualquiera sea su naturaleza sexual.

Esto ha dado nacimiento a una nueva forma de pornografía, donde se pone el foco en una práctica sexual más realista y en consecuencia más educativa, incentivando el respeto de los cuerpos y las diferentes formas de estimulación. La irrupción de una nueva industria, donde creadoras de contenido, pueden mostrarnos cómo estimular cuerpos realmente, es un gran avance frente a esa otra cultura donde lo que se reproducía eran viejas premisas, que en gran medida validaban el falso orgasmo. Así muchos hombres simplemente nunca se enteraron de que, durante toda su vida sexual, sus compañeras no habían tenido un disfrute pleno.

Romper con la vieja industria de la pornografía es un gran avance, para que el sexo no siga siendo algo recargado de estereotipos y contenidos vacíos, porque el sexo bien practicado está lleno de contenido. 

 

Imagen:  La Pornografía - La gran epidemia de la pornografía - Ilustración de ROBIDA para La CARICATURE, mayo de 1882. Crédito Kharbine - Tapabor PUBLICATIONxINxGERxSUIxAUTxONLY KH66338

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